María José Arjona el cuerpo del tiempo

Carlos Rojas Cocoma

María José Arjona el cuerpo del tiempo

Carlos Rojas Cocoma

Ensayo breve

No hay vuelta atrás, sólo en espiral

                                   —Cortázar

A

Aún podemos estar de acuerdo con Spinoza en que no “sabemos qué puede un cuerpo” (ctd. en Deleuze 59). La idea de pensarlo, medirlo, explicarlo, cargarlo de sentido es recurrente, se puede decir que es un tema de moda. Sin embargo, pensar desde el cuerpo, y no sobre éste, es aún una tarea inconclusa. Seguramente al filósofo no se le pasó por la cabeza una solución más allá de la escrita, pero su apuesta hoy abre múltiples sugerencias a las artes plásticas, en especial aquellas que involucran la presencia física del artista en la obra. Intentar dicho reto es justamente la labor de María José Arjona. Su objetivo, tan sencillo como profundo, es el siguiente: revaluar la experiencia del cuerpo con el tiempo.

            La obra Demo-retorno, preparada para la galería Alcuadrado en el año 2008[1], propone el primer paso. En una amplia sección de un hospital abandonado, la artista vestida de blanco recorre las paredes del lugar soplando burbujas de tono rojo que se estallan en las baldosas blancas. Los cambios son casi imperceptibles, como si nada pasara; sin embargo, después de varios días, la artista ha producido una línea roja deforme que rodea la baldosa brillante blanca y el lavamanos desportillados. A pesar de la gracia con la que empezó todo, una pompa de jabón rojo que explota en la pared, la escena resulta escalofriante,. a pesar de la gracia con la que empezó todo, una pompa de jabón rojo que explota en la pared. Una bocanada de aire hace una composición. Las burbujas realizan su propia actuación: se expanden, se contraen, se repiten, se acumulan unas con otras, se revientan, todo en el lapso de una semana, varias horas en el día. Como contrapunto a esa fuerza vital está la fórmula química del líquido, la magia infantil del jabón impulsado por el viento y las burbujas flotando se oponen ante a un compuesto químico aséptico, antibiótico; l. . Las gráciles esferas llevan el oscuro lugar de la muerte. En un tiempo muy lento, un espacio abandonado adquiere la fuerza oscura de un significado distinto.

B

La pregunta por el tiempo, el espacio y la relación circular, la resuelve Arjona en su obra 365 días. A lo largo de 12 doce horas, la artista desarrolla una puesta en escena en la que ubica, simétricamente, en un espacio circular, 365 huevos de forma vertical,  y, acostada boca arriba, y sosteniendo sostiene sobre su vientre cada serie. El desarrollo ralentizado de su obra es una herencia del teatro Butoh, en el cual pequeñas transformaciones sólo son visibles en intervalos extensos[2]. La obra, a los ojos del espectador, se da en completa quietud, pero en ella el cuerpo produce una revolución, abre su ciclo, transforma el espacio al ritmo de un cuerpo extendido, diletante, suspendido en un tiempo que no nos pertenece. Dice la artista: “los cambios son sutiles, para que notes las cosas debes darle tiempo a la pieza […] es muy importante para mí detener el tiempo de la gente para que entiendan estas cosas demasiado mínimas que están sucediendo porque son, de hecho, la pieza misma” (Interview, So 5th).

            La obra 365 días nos transforma una idea prefabricada: que un acto, o un instante, debe transmitirse en un corto periodo de tiempo. El instante barroco, que transcurre en la duración de una llaga abierta, de una cadena flagelando un cuerpo, es la manera de entender, por lo inmediato dada la inmediatez, la única referencia que entendemos por acto. De allí que la instantánea sea un modelo fotográfico, y que nuestra relación temporal con las imágenes sea cada vez más corta (Dubois 53-102)(Dubois 53-102)6. Acto, si es duración, pero mas no instante, puede ser incluso la perpetuidad del tiempo. Así, la ausencia de prisa por la imagen produce la presencia corporal de la artista, y nos dice que el tiempo es la materia con la que se hacen los cuerpos, y viceversa. El acto es la base misma de la creación (Warburg 10-11)7.

C

La circunferencia es reiterativa en su trabajo. “Me interesaba la circularidad porque es algo orgánico”, subraya la artista (Restrepo 26). Sloterdijk dice que con el desplazamiento de Galileo de la tierra hacia un costado del universo, el hombre dejó de habitar en una esfera, para empezar a vivir sobre ella (29). Una vez fuera del círculo que lo protegía, las desmembraciones eran de esperarse: la mente humana, la imagen de Dios, la conciencia, la condición humana. De la misma manera, la relación con el tiempo y su experiencia es también un problema moderno, tal como lo sitúa Koselleck (287-332). Fuera del útero en el que la humanidad se abrigaba, el al hombre sólo le quedó extinguirse entre el desplazamiento de su centro de espacio y tiempo, o intentar crear los suyos propios.

            En Lineamentum, la artista nos induce a reivindicar ese centro, a tocarnos en el vacío, a desconocernos, o reconocer que a veces el tiempo no va de atrás hacia adelante, sino en una diletancia, una ruptura entre el principio y el final, percibirlo como una experiencia y no una medición. La vivencia del tiempo aparece a través del fenómeno científico moderno por excelencia: la gravedad. Realizado Realizada en junio del 2009 como parte de una exposición colectiva por parte de la galería Alcuadrado, su obra consistió en suspender una silla justo en el medio del tonel, a ocho metros de altura sobre del suelo, y habitar en ella durante seis horas diarias, durante el tiempo que duró se prolongó la exposición. Mientras estuvo sentada en ella, Maria José Arjona, vestida con overol como el que usaban los obreros de la fábrica, sostuvo un vaso con agua y del que frotaba su el borde produciendo para producir un sonido agudo cuyo eco acentuaba la dimensión del espacio vacío en el que estaba.

            Para la artista, en el performance el tiempo pierde la dimensión exacta a través del cuerpo, así como la idea de pasado: “Un recuerdo es sólo una experiencia a través del tiempo, en el presente” (Interview, Plumtv.com) . No es posible descuidar esa idea. En ella, artista y a la vez medio de su obra, el arte es un producto de una experiencia y en sí mismo experiencia de vida. Su fe en ésta como esencia de lo vivido, y la incapacidad de traducirla en palabras, es el sustento fenomenológico de su obra. Pero ésta se da justamente en la dilatación del fenómeno temporal, no ejecuta una obra en el tiempo, es en esencia un arte del tiempo.

 

 

D

El uso del cuerpo como obra no es solo sólo una cuestión de subjetividad, se trata de una relación del contacto con el otro. Más que en ninguna otra fórmula de interpretación plástica, el performance debe su esencia a las relaciones que provoca con quien está al otro lado del acto. En abril del 2011, en New York, María José Arjona hizo un performance particular. Lejos de tratarse de espacios intervenidos cargados de simbología o de museos, en esta ocasión la intervención hizo parte de un evento filantrópico. La obra fue bastante austera, : una silla suspendida de forma horizontal y sostenida del techo con cables se encontraba un par de metros por encima de la recepción. En ella estuvo sentada la artista, totalmente en reposo, durante todo el tiempo del evento: , la comida, los cocteles, la recepción, la música.

            Si bien la obra es visualmente impactante, en muy poco tiempo los asistentes la ignoraron y se dispusieron al ritmo del espacio. En las fotos, la banalidad del evento resalta la esencia del acto[3]. ¿Hacia dónde se dirige su presencia? No es su interés hacernos parte de ella, pues su meditación, su concentración para desprenderse del entorno en el que está, al igual que el teatro Butoh, le pide a ella que se aleje, que se aliene del espacio físico, que se vaya a otro lugar. El tiempo al que ella invoca es siempre el tiempo del otro, de ese que mira, que juzga o que ignora, de ese espacio en el quedonde su obra rebota como un espejo psicoanalítico. “Cada proceso que toma lugar en el cuerpo, incluyendo las prácticas racionales, es el resultado no de una definición sino de la asimilación de un estímulo, el cual resulta de la intersección de diferentes fenómenos” (la traducción del inglés es propia)[4]. Su interés no es producir estímulos en ella misma, sino producir conciencias (así, en plural) en el que los observa. La artista pretende hacernos el otro a partir de su propia etnografía interior.

            Esa ofensiva, ese mirarnos, a través de actos, se señala en su obra Are you beautiful[5]. En ella, la artista, durante cuatro horas, sosteniendo sostiene barras de mantequilla con la boca, y pinta con la grasa de cada una de ellas sobre un vidrio. Sin pretender ser agresiva, la idea de sostener las barras, desgastarlas entre los labios, opacar con la grasa el vidrio frente a ella, y la sugerencia de un título tan claro y comercial como sugestivo, nos revuelve la idea de lo superficialmente bello, sin llegar a los pasos abyectos de primeras obras o de senderos tan obvios que resultan aburridos. Entenderlo toma un tiempo, entender que el desgaste será lento, pero este no es el problema de ella, sino del observador, del otro.

 

 

E

En las artes plásticas se usa la noción de re-enact para referirse a un performance que, infiel a su esencia de irrepetible, se presenta nuevamente en otro escenario. En el teatro o la danza es lo usual, pero en las artes plásticas se trata como novedad, puesto que aún escandaliza la idea de original. La artista ha logrado jugar con la esencia misma de la copia en un arte en el que ha demostrado que justamente en la repetición radica la esencia de su desplazamiento. Recordar a Abramovic en los re-enacts a los que fue invitada por la célebre artista, incluyendo su famoso imponderabilia (1977)[6]”15, o ver el re-enact de 365 días bajo el nombre camine despacio no nos habla de lo mismo, no repite en un sentido estricto, pero tampoco renueva; . cada Cada obra es un desplazamiento en el tiempo, una prolongación existencial del instante, una experiencia que pierde la ansiosa proyección de la inmediatez y prefiere esperar. El arte corporal trascendió el problema de la innovación, y hace también hace latente esa cultura de la copia inherente a la actualidad. María José Arjona nos dice que la repetición es la esencia del moderno,  y la  experiencia  no  hay que  buscarla  en  lo  nuevo,  sino  en  los  retornos corporales que moldean cada tiempo.

 

 

 


[1] Demo-retorno, performance en dos ciclos, hizo parte de la exposición Sin remedio de la galería Alcuadrado, año 2008. 15 abril 2011<http://www.youtube.com/user/mariajosearjona#p/u>.

[2] El Butoh y el performance ya tenían como antecedente en el país el trabajo de Maria Teresa Hincapié, trabajo que seguramente conoce María José Arjona. “El Tiempo en la performancia de María Teresa, como la Danza Butoh, fue un vomito de sangre sobre los poderosos” (Monsalve).

[3] “2011 Ballroom Marfa Benefit”. Zimbio.com. Web. 10 abril 2011. <www.zimbio.com>.

[4]  “María José Arjona”. Voltashow.com. Web.  <http://www.voltashow.com/>.

[5] Arjona, María José. Are you beautiful. Performance. 4 horas. Galería Valenzuela & Klenner. Bogotá. Web. 10 abril 2011. < http://www.youtube.com/user/mariajosearjona#p/u/9/G9E8LX_ZFR4>.

[6] En este performance, Abramovic y Ulay se hacían frente a frente totalmente desnudos en la entrada bastante estrecha de un pabellón, lo que obligaba a los espectadores a pasar por el medio de sus cuerpos. Aunque casi desapercibido y explicado en una nota de un diario sensacionalista, una fotografía de la adaptación del año 2011 puede ser vista en:

<http://www.nypost.com/p/news/local/manhattan/squeezy_does_it_at_moma_J8tMYHCGwBug8A4msnmma>.